La ciberseguridad ya no es una opción, es una inversión estratégica. Según IDC, el gasto global en protección digital crecerá más del 12% en este año, el cual es impulsado por amenazas cada vez más sofisticadas y el avance imparable de la inteligencia artificial.

La seguridad cibernética se consolida como una prioridad estratégica para las organizaciones a nivel global, impulsada por la creciente complejidad de las amenazas digitales y el papel cada vez más crucial de la inteligencia artificial (IA).
Según las últimas predicciones de International Data Corporation (IDC), la inversión global en ciberseguridad aumentará un 12,2 % en 2025, alcanzando los 377 mil millones de dólares para 2028. Este crecimiento sostenido responde a la necesidad de enfrentar amenazas cada vez más sofisticadas, alimentadas por el uso de IA y tecnologías generativas.
El crecimiento de la inversión en ciberseguridad responde a varios factores clave: por un lado, la frecuencia y complejidad de los ataques cibernéticos está en constante aumento, lo que obliga a las empresas a adoptar soluciones de seguridad más avanzadas; por otro, la adopción de tecnologías emergentes como el cloud native y el análisis de seguridad está impulsando el mercado de software especializado, que registrará un aumento del 14,4 % en 2025. Además, los servicios de seguridad gestionados también están en auge, ya que las organizaciones buscan soluciones más flexibles y eficientes para enfrentar los nuevos desafíos de protección digital.
Aunque Estados Unidos y Europa Occidental siguen siendo los principales inversores en ciberseguridad, las regiones de América Latina, Europa Central y Oriental, y Medio Oriente y África están experimentando los mayores incrementos en sus inversiones. En particular, la región del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) está priorizando la educación y capacitación en ciberseguridad para fortalecer su resiliencia frente a amenazas emergentes.
El aumento en la inversión en ciberseguridad no solo refleja una respuesta a las amenazas actuales, sino que también marca un cambio hacia una estrategia más proactiva y preventiva. Las organizaciones están reconociendo que la ciberseguridad es una inversión crítica para el negocio, más allá de considerarse un simple gasto en TI.
Este enfoque estratégico es clave para proteger infraestructuras críticas y garantizar la continuidad operativa en un entorno cada vez más digital, automatizado y conectado.